miércoles, 14 de septiembre de 2011

Era Meijii: Inicio de la occidentalización

         El período Edo se caracterizó por ser pacífico, y por la decisión de cerrar las fronteras para evitar el contacto con el exterior. El aislamiento terminó en 1853 cuando el Comodoro Matthew Perry obligó a Japón a abrir sus puertas y firmar una serie de tratados con las potencias extranjeras (llamados «Tratados Desiguales»), lo que ocasionó malestar entre algunos samuráis, quienes apoyaron al emperador para que retomara su protagonismo en la política.
         El último shōgun Tokugawa renunció en 1868, dando comienzo a la era Meiji, llamada así en honor al emperador reinante que asumió el poder político. Se inició la modernización del país abandonando el sistema feudal y el de los samurái, la capital fue trasladada a Tokio, se inició un fuerte proceso de occidentalización y Japón emergería como el primer país asiático industrializado. Surgió un proceso de expansionismo territorial hacia naciones vecinas, lo que los llevó a enfrentarse militarmente al Imperio Ruso y al Imperio Chino.
         Luego de la Restauración, el gobierno Meiji tuvo como tarea el cumplimiento de dos objetivos principales. Por un lado, la decisión de fortalecer el ejército, es decir, de desarrollar un poderío militar que le permitiera a Japón equipararse con Occidente. Esto significó el comienzo del desastre, ya que es un aspecto relevante para explicar el origen de los conflictos que llevaron a Japón a participar en la Segunda Guerra Mundial. El segundo objetivo de la política Meiji estuvo dirigido al desarrollo económico del país. Este fue sin duda el aspecto más exitoso y duradero de la Revolución.
Durante el año 1941 las relaciones diplomáticas entre Japón y Estados Unidos eran tensas, ya que el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt había bloqueado los suministros petrolíferos a Japón y había congelado todos los créditos japoneses en los Estados Unidos. El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó Pearl Harbor, con lo que este país entró a la Segunda Guerra Mundial como parte de las «Potencia del Eje».
Después de los terribles bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki Japón presentó su rendición incondicional, por lo que estuvo ocupado por fuerzas estadounidenses, las cuales desmantelaron el ejército, liberaron las zonas ocupadas, el poder político del Emperador fue suprimido y el primer ministro sería elegido por el parlamento.


 

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